Instruir sin deleitar
Cuando éramos niños teníamos grabada a fuego una de las máximas de la educación, que a veces se conseguía y otras no: instruir deleitando. Ahora, unos cuantos años después, los responsables de RTVE han decidido que uno de sus programas que mejor funcionan, el Malas lenguas de Jesús Cintora, se dedique únicamente a instruir. De un plumazo han decretado que el humor ya no tiene cabida en el espacio que, lo que son las cosas, nació (y ahí están hemerotecas y videotecas para corroborarlo) para denunciar, con ironía, las malas praxis en los informativos. El humor es necesario en todos los órdenes de la vida y sin él la instrucción pierde buena parte de su esencia, e incluso consigue lo contrario de lo que perseguía. Vamos a ver en qué queda la cosa, con el despido de cinco de sus siete guionistas, pero nos da que va a parecerse más a Al rojo vivo de García Ferreras que no al más digerible Intermedio de Wyoming o al flamante Ondas Versió Rac1 de Toni Clapés. La audiencia decidirá, pero mucho nos tememos que la pública ha tomado una decisión equivocada.