Una mujer extraordinaria
Mañana día 8 es el Día de la Mujer. Un día en que se reivindican derechos y equidades que no deberían ser reclamadas si este mundo fuese un mundo justo y ético, que obviamente no lo es. Mujeres que han aportado con sus vidas personales momentos históricos, ya sea desde el ostracismo y el olvido o reconocidas tardíamente.
Fotógrafas de guerra, de esas que han sentido la muerte a su alrededor y que incluso la han sufrido en carne propia, se adivinan como una raza aparte. Reporteras gráficas como Françoise Demulder, Catherine Leroy, Gerda Taro, Christine Spengler o Lee Miller, entre otras, han dejado imágenes patentes de la resistencia humana o de la crueldad y el horror que se alimenta de los conflictos bélicos.
La realizadora Ellen Kuras, junto a varios guionistas, traslada al ámbito cinematográfico el libro Las vidas de Lee Miller, escrito por el hijo de esta, Anthony Penrose. Una mirada a una existencia intensa, con sus traumas (fue violada cuando era niña). Una de las musas y amante de Man Ray, que intervino en el movimiento surrealista siendo amiga de Picasso, Jean Cocteau, Paul Eluard y otras figuras de su tiempo. Eve Miller, que abandonó su carrera de modelo para convertirse en fotógrafa, es en la película de Kuras una mujer de espíritu libre y rebelde en la figura de una actriz que siempre deslumbra, una Kate Winslet que otorga una personalidad poderosa a su papel, con gestos y mirada profunda ante la intransigencia de los hombres a los que desafía por sus normas excluyentes.
En una reunión de amigos, mientras visionan un desfile nazi, dicen aquello de “Son idiotas pero peligrosos” –como hoy día–, y Lee Miller cogió su Rolleiflex y se fue al frente fotografiando hospitales de campaña, a gente anónima en la contienda, hasta llegar a los campos de Buchenwald y Dachau, donde plasmó el horror que aquellos lugares encerraban. Y el mundo también pudo ver aquella imagen de David E. Sherman de Miller en la bañera del apartamento de Adolf Hitler, con las botas en la alfombrilla manchada con la tierra y el barro de Dachau.
Lee Miller funciona con flash backs en los momentos vitales de aquella mítica fotógrafa de Vogue, en la imaginería de una entrevista con su hijo, en su relación íntima con su marido, Roland Penrose –la parte más frágil de la historia–, su voluntad de alejarse de todos los traumas de la guerra, de esa obra descubierta casi por casualidad, de una vida que esta película no profundiza más debido a un guion escrito con demasiadas manos, y que levanta a pulso el poder interpretativo de Winslet en la vida de una mujer digna de ser recordada.