Madre no hay más que una
Cuando se trata de una casa encantada predominan los sustos. Cuando monstruos con esencia de clásicos o muertos con hambre voraz inundan la pantalla, reconocemos ese terror. Incluso estamos familiarizados con él, pero desde el momento en que lo atroz, lo malsano y lo pernicioso sucede desde el ámbito doméstico, de puertas adentro mientras lo cotidiano transcurre con normalidad, el horror ya no es simplemente miedo.
Se convierte en algo escalofriante, estremecedor, porque es una especie de zarpazo a una realidad escondida en mentes enfermas y maliciosas o en obsesiones que llevan a un estado de insania, de trastorno que traspasa los márgenes de esa idea que se tiene del miedo en su estado más simple.
Los hermanos australianos Danny y Michael Philippou ya trascendieron en el género con Háblame (2022), una historia tremenda de adolescentes que lograron que el espectador lo pasara realmente mal porque iba dos pasos más allá del arquetipo de típica y tópica película de terror, para convertirse en algo angustiante y poco convencional. Ahora nos presentan Devuélvemela, y demuestran que no necesitan demasiadas herramientas para contarnos una trama atroz partiendo de un acto de buena fe, de algo que merecería un elogio como es el hecho de que dos hermanos sin padres puedan tener una madre de acogida que cuide de ellos hasta que el mayor llegue a la mayoría de edad y pueda obtener la tutela de su hermana, que tiene graves problemas visuales.
Esa madre en la que han confiado los servicios sociales es dulce, despreocupada y aparentemente alegre, con sus rarezas y singular extravagancia, aunque no acabe de superar la muerte accidental de una hija adolescente.
Es ahí donde los Philippou comienzan a tejer esa tela de araña que mezclará la normalidad con la pesadilla, y más aún cuando aparece un extraño niño que vaga por la casa con mirada ausente y muy proclive a autolesionarse —la película contiene un par de escenas terribles, verdaderamente escalofriantes y difíciles de soportar protagonizadas por él-, y por si fuera poco, esa mujer, esa cuidadora de seres desvalidos, guarda un terrible secreto vinculado a una naturaleza de madre obcecada que la conduce a mostrar su perfil más oscuro, un personaje que moldea a la perfección la actriz Sally Hawkins con expresiones y hechos que hielan la sangre.
Devuélvemela es terrible porque inquieta y mucho. Porque no se apoya en el terreno de lo fantástico. Porque perturba por su atmósfera cargada de malicia, de la misteriosa y terrible capacidad humana para, consciente o inconscientemente, convertirse en monstruos de carne y hueso.
