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Para todos aquellos que no sepan de quién estamos hablando, cabe decirles que el artista al que ahora nos referimos en la columna de crítica musical del diario se llama Joan Porta i Salse, y que en la década de los años ochenta surgió como un artista irrepetible cuya trayectoria, desde que debutó con los Mocos Rojos y empalmó más tarde una carrera en solitario como El Gitano de Balaguer, entre 1998 y 2011, ha observado bastantes altibajos y parones “de salud” por caminar constantemente por “el lado salvaje” de la vida. Compositor de prosa meritoria, en catalán y castellano, centrada recurrentemente en sus hábitos peligrosos preferidos, empezó a grabar discos que, a pesar de un impacto comercial relativo, lo acabaron convirtiendo en un personaje de culto. Su primer álbum, Problemes de nas, aparecido en 1998, ya reunía todas las características de su poética clásica y provocó unos cuantos momentos de gloria cuando varios comunicadores míticos de RNE-Radio 3, Xabier Moreno y Jesús Ordovás, lo descubrieron fijándose en su llamativa singularidad e invitándole a actuar en directo en varios programas de la emisora. Su experiencia radiofónica dio como resultado el álbum Cuando queráis (1999), con los temas registrados en vivo en Madrid, en formato cantautor, voz y guitarra, y la inclusión de uno de sus temas estrella de aquella época, Amor perruno, en el recopilatorio misceláneo 20 Años de Radio 3. Después vendrían La máquina de ensofatar (2001), Bufador (2003), Diumenge de grams (2011) y el recopilatorio Grams èxits (2015), con la colaboración instrumental del Combo del Marqués de Sàrries. El Gitano también ha tenido una anecdótica, aunque exitosa, experiencia en el séptimo arte, pues en 2002 dos de sus canciones acabaron en la BSO del film Pau i el seu germà, del director Marc Recha, que compitió el año siguiente en el Festival de Cannes. El caso es que, durante la pasada Festa Major de Lleida, El Gitano de Balaguer volvió a aparecer para actuar y su concierto en Grans Records se saldó con un remarcable llenazo, demostrando que el público rockero local no se ha olvidado de él en absoluto y tenía ganar de conocer su estado de salud actual. Con Johnny Carrasca, otro solista de espectro punk, como telonero excepcional –por lo poco que se prodiga–, el de Balaguer nos regaló un compendio con sus joyas más recordadas como, entre varias más, El perico, Vénen els bombers, Me cagondéu, Comiendo boquerones en Texas, Cavall, Carajillo, canuto y raya y, por supuesto, su himno, Sóc lo Gitano de Balaguer, todas ellas interpretadas con su inconfundible estilo, siendo coreadas por el entendido público que vino a su encuentro y que disfrutó de lo lindo.

Por el éxito acontecido, ya se ha anunciado para el año que viene una nueva reaparición del Gitano por estas mismas fechas y en iguales circunstancias. Ojalá...

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