Confrontación política en el fango
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció ayer durante más de 5 horas en el Senado ante la comisión de investigación sobre el “caso Koldo”. Acudió a petición del PP, que ha hecho valer su mayoría absoluta en la Cámara Alta para impulsar esta iniciativa con la finalidad de erosionar al PSOE y a su líder con el escándalo que se ha llevado por delante primero a José Luis Ábalos y después a Santos Cerdán, los dos últimos secretarios de Organización del partido. Fue una sesión muy larga sin apenas novedades, si se deja al margen que Sánchez apareció por primera vez en público con gafas para ver de cerca. Solo admitió que en alguna ocasión recibió dinero en efectivo de su partido, pero para gastos menores y “siempre contra factura”. Negó en todo momento que haya habido financiación ilegal, que se hayan abonado sobresueldos y pasó al ataque recordando que el PP sí fue condenado por esta causa y que su actual líder, Alberto Núñez Feijóo, no declaró todos sus ingresos cuando fue senador. Utilizó la misma táctica cuando el PP y otros grupos le preguntaron sobre los casos que afectan a su mujer y a su hermano. Sobre la primera, afirmó que “nada tuvo que ver” con el rescate de Air Europa y, tras defender la inocencia del segundo, se preguntó qué diría el PP “si la administración hubiera dado un millón y medio de euros a una determinada empresa y mi hermano hubiera cobrado una comisión de 280.000 euros por la adquisición de mascarillas”, en una alusión directa al hermano de Isabel Díaz Ayuso. También negó conocer al empresario Víctor de Aldama, el presunto conseguidor de la “trama Koldo”, y dijo que tenía muy poco contacto con el asesor de Ábalos que da nombre al caso. Era lo previsto, porque en España todas o casi todas las comisiones de investigación constituidas a nivel estatal o autonómico solo tienen como objetivo desgastar al adversario. Además, en esta ocasión llama la atención que los populares forzaran la declaración del presidente del Gobierno el día después del funeral de Estado en València por las víctimas de la dana, cuando estaba más que claro que Carlos Mazón quedaría todavía más cuestionado de lo que ya lo estaba. Por otro lado, Junts usó el interrogatorio para escenificar su ruptura definitiva con los socialistas. Una vez finalizada la comparecencia, Sánchez y miembros del Ejecutivo subrayaron que solo había servido para poner en evidencia la falta de ideas del PP, mientras Núñez Feijóo y otros dirigentes de este partido sostuvieron que las respuestas “evasivas” del presidente a numerosas cuestiones le incapacitan para seguir gobernando. Nada nuevo bajo el sol, salvo la confirmación de que todos los puentes entre las dos principales fuerzas políticas han sido volados y que no hay que esperar grandes iniciativas en lo que queda de legislatura, porque no hay mayorías para aprobarlas.
 
         
         
        