Ilusión

Cada año por estas fechas compramos el billete de la Lotería de Navidad, con toda nuestra ilusión escondida en ese décimo. Y cuando llega el “post sorteo” siempre nos conformamos con la típica frase de: “que pena, no nos ha tocado, pero al menos tenemos salud”. Qué paradoja empezar la temporada con el sueño y el deseo de volver a la segunda competición del baloncesto estatal, que otra vez viviremos esa ilusión de esperar el fin de semana para acudir al pabellón y enfrentarnos a los grandes de la Liga.

La realidad, sin embargo, siempre nos tiene otro destino preparado y nos despierta temporada tras temporada más lejos de ese anhelo. Por el Barris Nord han pasado varios entrenadores y muchos jugadores, pero el desenlace siempre termina siendo el mismo: sufrir para evitar el descenso, pasar sin pena ni gloria por la mitad de la tabla clasificatoria o bien intentar mediante los despachos mantener la categoría, como ha sucedido este año, por segunda vez en la historia.Esta temporada, a diferencia de todas las anteriores, podría ser el inicio de una nueva etapa. Tanto el club como la ciudad han apostado por primera vez por un entrenador que ha crecido bajo la sombra de la Seu Vella, subiendo peldaño a peldaño desde las categorías inferiores, formándose en distintos clubes, aprendiendo, escuchando y construyéndose como entrenador, hasta conseguir verdaderos logros que suman en la historia del baloncesto de la ciudad.Ayer, el equipo alcanzó la cuarta victoria consecutiva en la pista del TAU Castelló, después de un intenso partido y una agónica prórroga, lo que permite al ICG Força Lleida afianzarse en una buena posición en la clasificación.

Después de este buen inicio, Gerard tiene un gran reto; conseguir que Lleida vuelva a vibrar en el Barris Nord. Conociéndole, estoy convencido de que lo logrará.