SEGRE

LA CONTRACRÓNICA

A ver si el problema es que no tenemos mesa

Pere Martí, desesperado por las pérdidas de tiempo visitantes, manda a sus jugadores al banquillo.

Pere Martí, desesperado por las pérdidas de tiempo visitantes, manda a sus jugadores al banquillo.JORDI ECHEVARRIA

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Llevamos ya ocho jornadas de campeonato disputadas y, desde el Esportiu y su entorno, se insiste una y otra vez en que el equipo debe dar un golpe sobre la mesa. Lo preocupante es que no lo da y dándole vueltas al tema a lo mejor el problema es otro: no lo da porque no hay mesa. Nos explicamos.

El Lleida es, junto al Manresa, el equipo menos goleado del grupo tercero de la Segunda RFEF. Es verdad, pero el haber encajado tan solo cinco goles en ocho partidos le hace estar más cerca del descenso, a dos (la última plaza la ocupa el Badalona Futur) y a uno del play-out, que pertenece, ahora mismo, al Deportivo Aragón. En cambio, el ascenso directo está ya a diez puntos y la última plaza de play-off, la quinta, en manos del Valencia, queda a tres.

Y es que los de Pere Martí, sin jugar mal –las cosas como sean– siguen pecando de pardillos.  No materializan las ocasiones y, en cambio, regalan mucho en cada partido. Y además, el Lleida sigue perseguido por la “maldición del uno”. En cinco de los ocho partidos que ha jugado (Ebro, Formentera, Manresa, Terrassa y Saguntino) ha conseguido marcar, pero en ningún caso ha anotado más de un gol, y eso, en una categoría como esta, penaliza mucho.

Vale, es verdad, en tres de ellos tampoco ha encajado y nadie ha conseguido perforar su portería en más de una ocasión, en los cinco restantes, pero, en cualquier caso, estas estadísticas, ahora mismo, no son demoledoras, pero tampoco invitan al entusiasmo.Y otra cosa es el partido de ayer, dando la sensación de que cada vez acude menos público al Camp d’Esports, y era muy especial para uno de sus protagonistas: Gerard Albadalejo, un buen entrenador al que los Esteve, cuando eran los amos del Esportiu, despacharon de mala manera al grito de “está más pendiente del móvil que de los partidos”. Una absurdidad para alguien que, entre otras muchas cosas, hizo soñar a la afición con una Copa del Rey inolvidable eliminando a la Real Sociedad en Anoeta y plantando cara al Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Albadalejo demostró ayer, con su empate, que la venganza siempre, siempre, se sirve fría, aunque en la segunda mitad utilizara recursos de equipo pequeño. En el fondo, el Atlético Saguntino lo es.

Aplausos. Todo un detalle del entrenador del Lleida con José Manuel Llaneza, el “cerebro” del Villarreal, fallecido esta semana, luciendo un brazalete negro en la manga de su jersey. Fueron muchos años compartidos en el seno del equipo groguet.

Abucheos. La megafonía y el marcador siguen sin estar a la altura. No ayuda a ganar o perder partidos el no indicar los cambios del equipo rival, los goleadores contrarios o las tarjetas mostradas a ambos equipos, pero, si no se solventan detalles tan fáciles de arreglar como estos, el Camp d’Esports nunca será un estadio de los grandes de la categoría.

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