Comprensión y paciencia, claves para el día a día junto a enfermos

El comienzo de la jornada laboral no es fácil para los gerontólogos de las residencias. Es el momento de despertar a los usuarios y de afrontar la necesaria y en ocasiones temida higiene personal, algo que no todos los enfermos de Alzheimer toleran con aceptación. Así lo explican los profesionales de la residencia pública Lleida-Balàfia. Según sus datos, el 65% de los usuarios de este centro padecen Alzheimer en diferentes grados. Algunos, los más leves, acuden únicamente al centro de día. Otros permanecen en la residencia. “El momento de la ducha siempre es difícil. Estamos hablando de una generación que no tiene tan inculcados los hábitos de higiene como los jóvenes y, además, tienen mucho pudor a la hora de quitarse la ropa. Algunos tienen miedo, les molesta el agua. Otros te insultan. Sabemos que sus malas reacciones son debidas a la enfermedad, pero el desgaste se nota”, explica Pilar Vallès, una de las gerontólogas de la residencia. Una vez vestidos, bajan a desayunar –los que no están en cama– y se inician las actividades. “Intentamos convencerles e incentivarles para que participen en ellas, porque les es muy beneficioso, pero no les podemos obligar”, explican. “A veces les cuesta abandonar su habitación porque para ellos supone salir de su zona de confort. En ocasiones no quieren ni salir de la residencia con su familia por la misma razón”, afirma Mª Carme Esteban, otra profesional de la residencia.

Entre las actividades, destacan las de estimulación cognitiva y física, como los talleres de lenguaje y la gimnasia. Sin embargo, las que tienen más éxito son las musicales (en la residencia hay una coral) y la terapia con perros. “La música les estimula muchísimo, sobre todo la de su época. Es posible que no recuerden lo que han comido ese día, o simplemente si han comido, pero se saben toda la letra de las canciones, porque apelan directamente a sus sentimientos”, explica Pepita Llorens. A los enfermos de Alzheimer también les beneficia mucho la terapia canina. “Ves reacciones impensables. Los perros les convencen mucho mejor que nosotros a la hora de moverse”, explican. Las gerontólogas coinciden al afirmar que tratar con enfermos de Alzheimer “es duro, sobre todo si la familia no acepta la enfermedad”, dicen. “Ayuda conocer a las personas, cuidar los detalles, escuchar, tener mucha paciencia y, si todo ello no funciona, cantar”, concluyen.

La memoria musical es la última que pierden los enfermos de AlzheimerLas últimas investigaciones contra el Alzheimer se centran en los cambios que sufre el cerebro y que provocan su deterioro, con la esperanza de poderlos prevenir en un futuro. En paralelo, los expertos exploran medidas paliativas de esta demencia en las personas que ya la sufren, como los beneficios de la música. Encarna Ramírez, directora del taller de musicoterapia y de la coral de Afall, asegura que la memoria musical es la última que pierden los enfermos, capaces de recordar letras enteras de canciones. La práctica innovadora de estimular a los pacientes con música de su juventud es el leit motiv del documental Alive inside, del director Michael Rossato-Bennett. En su audiovisual muestra las primeras prácticas y el beneficio de la musicoterapia en los enfermos de Alzheimer en los EEUU. “La música tiene mucha más habilidad para activar partes del cerebro que cualquier otro estímulo”, explica uno de los médicos que aparecen en el documental.