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¿Cómo afecta a los trabajadores el cambio al horario de verano?

Un estudio revela que quienes comienzan su actividad laboral más temprano experimentan mayor incomodidad con la modificación horaria estacional

Un hombre efectúa el cambio de hora en su reloj, en una fotografía de archivo.

Un hombre efectúa el cambio de hora en su reloj, en una fotografía de archivo.EFE/Javier Belver

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El cambio al horario de verano, que entrará en vigor este fin de semana en España, no afecta por igual a todos los trabajadores. Según revela un reciente estudio académico, aquellos empleados que inician su jornada laboral más temprano manifiestan mayor incomodidad con el cambio estacional de hora, mientras que quienes comienzan a trabajar más tarde se adaptan con mayor facilidad a esta modificación horaria. Esta conclusión emerge del análisis realizado por investigadores de las universidades de Santiago de Compostela y Sevilla sobre las preferencias de los ciudadanos europeos respecto al sistema actual de cambio horario.

Los profesores Jorge Mira y José María Martín Olalla han publicado en la prestigiosa revista Chronobiology Internacional un exhaustivo análisis de los resultados obtenidos en la consulta pública organizada por la Comisión Europea en 2018. Dicha consulta, que recabó más de 4 millones de respuestas entre los entonces 28 estados miembros, ofrece valiosos datos sobre la percepción ciudadana respecto al cambio horario estacional. Según Martín Olalla, aunque solo un 0,5% de la población europea respondió a la consulta, esta cifra resulta "más que suficiente para hacer un estudio observacional y analizar qué estímulos influyeron en que las personas se manifestaran a favor o en contra del mecanismo actual".

La regulación horaria como equilibrio entre diferentes perfiles laborales

El estudio concluye que la actual regulación funciona como un compromiso entre dos grupos diferenciados. Por un lado, los trabajadores que inician su actividad más temprano, quienes muestran mayor incomodidad con el sistema actual y se verían especialmente perjudicados si se estableciera de forma permanente el horario de verano. Por otro lado, quienes comienzan su jornada más tarde, que se sienten más cómodos con la situación vigente, pero resultarían más afectados si se implementara permanentemente el horario de invierno.

Los investigadores han identificado un patrón geográfico significativo: la oposición al sistema actual de cambio horario aumenta conforme lo hace la latitud del país. Este fenómeno tiene una explicación lógica, ya que en latitudes más septentrionales, las variaciones en la luz solar son más extremas entre estaciones, lo que intensifica el impacto del cambio horario en las rutinas laborales y personales.

"La regulación del cambio de hora busca alinear el inicio de la actividad laboral con el amanecer", explican los autores. Por esta razón, utilizaron en sus cálculos la distancia entre el inicio de la actividad laboral y el amanecer invernal, lo que proporciona una idea clara de las condiciones lumínicas que experimentan los trabajadores al comenzar su jornada.

La relación entre el amanecer y la actividad laboral

Un hallazgo particularmente revelador del estudio es que cuando se analiza simplemente la hora de inicio de la actividad laboral, no se encuentran correlaciones significativas con las opiniones expresadas en la consulta pública. Sin embargo, cuando se examina la distancia entre la hora de inicio laboral y el amanecer invernal, emerge un patrón claro: "los países con entradas más tempranas obtuvieron tasas en contra mayores", según señala Martín Olalla.

Este descubrimiento sugiere que no es tanto la hora absoluta de inicio de la jornada lo que genera incomodidad, sino la relación entre dicho inicio y la disponibilidad de luz natural. Los trabajadores que comienzan su actividad mucho antes del amanecer son quienes experimentan un mayor impacto negativo con el cambio horario, especialmente durante la transición al horario de verano, cuando pierden una hora de sueño.

España no es ajena a esta realidad. Con horarios laborales que a menudo comienzan entre las 8:00 y las 9:00 horas, muchos trabajadores españoles inician su jornada durante los meses de invierno cuando aún es de noche, lo que puede afectar a su bienestar y rendimiento.

¿Qué implica el cambio al horario de verano?

El próximo fin de semana, durante la madrugada del sábado al domingo, España adoptará nuevamente el horario de verano. Este cambio supone adelantar los relojes una hora, pasando de las 2:00 a las 3:00 horas. En la práctica, esto significa perder una hora de sueño durante esa noche, pero ganar una hora adicional de luz por la tarde durante los próximos meses.

Para los trabajadores con horarios matutinos, este cambio puede resultar especialmente disruptivo durante los primeros días, ya que su organismo debe adaptarse a despertar cuando para su reloj biológico es una hora más temprano. Por el contrario, aquellos con jornadas vespertinas suelen adaptarse con mayor facilidad e incluso beneficiarse del incremento de horas de luz por la tarde.

¿Por qué cambiamos la hora dos veces al año?

El sistema de cambio horario estacional se implementó originalmente para aprovechar mejor las horas de luz natural y conseguir un ahorro energético. Sin embargo, en los últimos años ha sido objeto de debate, con voces que cuestionan su efectividad y señalan sus posibles efectos negativos sobre la salud.

La Unión Europea llegó a plantear la posibilidad de eliminar estos cambios semestrales tras la consulta realizada en 2018, pero la falta de consenso entre los países miembros sobre qué horario mantener de forma permanente ha prolongado el sistema actual. El estudio de los profesores Mira y Martín Olalla aporta valiosa información para este debate, al identificar cómo distintos perfiles laborales se ven afectados de manera diferenciada por la política horaria.

Consejos para adaptarse mejor al cambio horario

Los expertos en cronobiología recomiendan varias estrategias para minimizar el impacto del cambio al horario de verano, especialmente dirigidas a aquellos trabajadores con jornadas matutinas:

1. Ajustar gradualmente los horarios de sueño durante los días previos al cambio, adelantando unos 15-20 minutos la hora de acostarse cada noche.

2. Exponerse a la luz natural por la mañana, lo que ayuda a sincronizar el reloj biológico con el nuevo horario.

3. Evitar las pantallas y la luz azul antes de dormir, ya que dificultan la conciliación del sueño.

4. Mantener horarios regulares de comidas, lo que también contribuye a la adaptación del organismo.

5. Moderar el consumo de cafeína, especialmente por la tarde, durante los días posteriores al cambio.

Estos pequeños ajustes pueden facilitar significativamente la transición al nuevo horario, reduciendo la fatiga y mejorando la productividad durante las primeras jornadas tras el cambio.

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