Fallas multitudinarias en Barruera y Alós pese a la amenaza de lluvia

Los fallaires de Alós, al bajar desde el faro. - EDGAR ALDANA
El fuego ancestral de las falles volvió a iluminar la noche del sábado en el Pirineo leridano. Los pueblos de Barruera y Alós celebraron sus respectivas bajadas de antorchas, congregando a vecinos y cientos visitantes en una noche marcada por la cultura, la música y la participación popular.
En Barruera, más de un centenar de fallaires recorrieron las calles portando las tradicionales antorchas en una bajada que atrajo a una multitud de asistentes. La organización destacó el éxito de la convocatoria y la ausencia de incidentes, a pesar de la incertidumbre meteorológica que había marcado los días previos. “El tiempo nos ha terminado dando un respiro y todo ha salido sin problemas”, explicó Arnau Vega, uno de los organizadores, quien subrayó la masiva asistencia de público y el ambiente festivo que se vivió en el municipio.
Por su parte, en Alós la celebración comenzó a primera hora de la mañana con la recogida de flores para decorar la calle Major, sumando así un componente floral y comunitario a la fiesta del fuego. Por la tarde, vecinos y visitantes participaron en un taller de danzas y bailes tradicionales del Ariège (Francia), fomentando el intercambio cultural y la participación.
La bajada de falles en Alós estuvo marcada, como manda la tradición, por el saludo de los fallaires a la figura de Sant Pere antes de terminar el descenso.