Un alcalde bueno

Sr. Director:

Sería necesario echar la mirada atrás tantas décadas para recordar una situación similar que, difícilmente, quedarán supervivientes de tiempos pasados peores. Las guerras y las masacres, al menos en nuestra área de confort, parecen pasajes históricos que quedan relegados a un texto de historia. Una sociedad que presume ser de bienestar y confort, está siendo golpeada con enorme virulencia por un virus que aparece por sorpresa y con extrema crueldad amenaza al mundo entero. Tal y como describió Stefan Zweig en El mundo de ayer. Él sufrió la caída de Europa tal y como la concebía. Nosotros padecemos la incertidumbre de nuestra propia vulnerabilidad. En definitiva, la angustia vital que nominaron los clásicos.

Pero hay momentos de esperanza y destellos de luz. Es la parte mágica de la vida y de las emociones. Aún cuán más negativas y desesperanzadas puedan ser estas, siempre hay un brote de esperanza y de aliento, como si de una primavera emocional se tratara. Primavera que este año nos está siendo arrebatada y que solo podemos contemplar a través de nuestras ventanas.

Me despisto de mi objetivo. Quiero destacar y agradecer a todos los que hacen posible que este mundo siga girando para que otros puedan, podamos a veces, permanecer en casa. Todos los colectivos sin excepción que, con valentía y vocación de servicio, trabajan olvidando su temor y su fragilidad para que todo pronto pueda mejorar y volver así otra vez a ese estado de bienestar que probablemente nunca volverá a ser igual en su dimensión.

Pero hoy quiero tributar un homenaje a un médico. A un médico que estos años es alcalde de La Seu d’Urgell. Es Jordi Fàbrega y apenas le conozco, pero le sigo en Twitter. Las redes sociales pueden ser escenarios dantescos o espacios de concordia y esperanza. Por salud mental procuro no ver las noticias, pero cada noche espero el hilo de Jordi como si fuera una conciudadana más. Me transmite fortaleza, compromiso, valor, capacidad, entrega y confianza. Y en estos tiempos en los que estamos huérfanos de líderes y sobrados de kamikazes y estúpidos, agradezco mucho el hilo de cada noche porque es una comunicación en redes sociales que me transmite, que me impulsa y, sobretodo y complicado para el mundo online, que me resuena. Gracias, Jordi, cuando esto pase, porque pasará, conoceré tu pueblo. Tienen suerte de tenerte.