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Lleida duplica superficie de frutales de hueso desde 1990 y hunde la de pepita

Ahora la Generalitat pretende que se arranquen con ayudas 2.000 ha en Catalunya

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Lleida ha duplicado la superficie destinada a la cosecha de melocotones, nectarinas y paraguayos desde el año 1990 y ahora, con factores como la pérdida del mercado ruso, vive una crisis estructural, con un exceso de oferta que se trata de atajar con un plan de arranque. La previsión es acabar con 80.000 toneladas de fruta.

El mapa de la fruta de Lleida ha dado un vuelco en las últimas tres décadas, con una reconversión clara. Desde 1990 las hectáreas destinadas a producir manzana y pera han bajado prácticamente un 43%, hasta quedarse en 16.414, mientras las de melocotón y nectarina se han duplicado, hasta las 18.756.El incremento de oferta de la fruta de hueso no cuadra con un consumo escaso en el Estado español de apenas 3,65 kilos por persona y año, por lo que las exportaciones son claves. En este contexto, la pérdida del mercado ruso en el verano de 2014, por razones de geopolítica no de calidad o saber hacer del sector frutícola local, han dado una estocada a los resultados del agricultor. Es en este contexto en el que se pone en marcha el plan de arranque financiado en exclusiva por la Generalitat, con el que se prevé reducir unas 2.000 hectáreas de frutales de hueso. El objetivo es reducir la oferta en unas 80.00 toneladas anuales, la misma cifra que venían consumiendo los rusos, porque la crisis de resultados ha pasado de coyuntural a estructural.

El crecimiento de las plantaciones de fruta de hueso estos años se explica por las buenas condiciones climáticas de Lleida, junto a unos resultados económicos que venían siendo favorables. El problema, en cierta medida, llega de la mano de una falta de planificación, tanto que ya prácticamente es una constante que a mediados del mes de julio bajen las cotizaciones porque en esas fechas la oferta crece de forma importante por el volumen de plantaciones que concentran su oferta a partir de esa fecha. Otro ejemplo llega de la mano de los paraguayos. Representó una gallina de los huevos de oro para los primeros agricultores que apostaron por el melocotón plano. Cuando se ha extendido y generalizado, su precio en el mercado ya está muy poco diferenciado con respecto al redondo.

La importante oferta de fruta de hueso se traduce que los precios se hunden a finales de julio

Los productores receptores de ayudas de producción integrada podrán acogerse también a los arranques

A todo ello, hay que sumarle otra serie de condicionantes para los resultados económicos, tales como la meteorología, que puede hacer que las producciones de zonas tempranas como Murcia se retrasen y se produzca el temido solapamiento de cosechas, como ya ocurrió hace tres años. En la práctica, la oferta se incrementa en unas fechas concretas frente a un consumo insuficiente y se produce la temida caída de precios. Pero hay más factores. Aquello de que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo parece cumplirse. La crisis de Crimea y las sanciones de la UE a Moscú acaba con el cierre de fronteras rusas a la fruta europea. Dicho de otra forma, la geopolítica de altos vuelos acaba con las cuentas de resultados de los payeses de Lleida en números rojos. Ganar el mercado ruso costó una década y ahora ese comprador se ha esfumado y, además, la producción ha seguido creciendo. En este contexto, el departamento de Agricultura pone en marcha el plan de arranque de melocotones, nectarinas y paraguayos. Sin financiación comunitaria y después de que el ministerio de Agricultura dejara sin apoyo el proyecto, la Generalitat ha optado por sacarlo adelante en solitario. El director general de Alimentación, Carmel Mòdol, recuerda que es la medida estrella del plan de acción de la fruta, pero no la única. La conselleria destinará 10 millones para que los agricultores arranquen hasta 2.000 hectáreas de frutales. En las encuestas previas, han sido 800 payeses los que han anunciado que se acogerán al plan y que destruirán los frutales de hueso de unas 1.700 hectáreas, el 90% de ellos en Lleida. La provincia eliminaría el 8% de sus frutales de hueso. Al arranque podrán adherirse también los productores de fruta de hueso que estén acogidos a las ayudas de producción integrada, por las que se comprometieron a mantener sus fincas durante 5 años, periodo que vence este 2019. En caso que arranquen antes del 20 de mayo, recibirían las ayudas a finales de año. De lo contrario, las percibirían entre 2020 y 2021.

Vuelco en el mapa frutícola de Lleida

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