Prohibido el baño en los estanques de alta montaña: vital para proteger ecosistemas frágiles
Los Agentes Rurales han intensificado la vigilancia en el Pirineo, con denuncias administrativas en el estanque Gerber y multas que pueden llegar a los 3.000 euros

Algunos de los jóvenes que se bañaron en el estanque de Gerber. - @PIJOAN_JORDI
Aunque hace décadas que está oficialmente prohibido bañarse en los lagos y estanques de alta montaña, esta práctica sigue creciendo de manera alarmante, con el aumento del turismo en zonas de montaña de cada vez más personas poco habituadas a las zonas naturales, y el cada vez más fácil acceso a estas zonas. No es extraño ver grupos con chancletas de playa por Aigüestortes y, como publicaba SEGRE recientemente, centros de recreo bañándose en los lagos, un hecho completamente prohibido.
Les elevadas temperaturas de los últimos veranos, consecuencia directa del cambio climático, combinadas con la masificación que sufren estos espacios naturales, han provocado un incremento significativo de esta actividad, la de bañarse, que genera un impacto crítico sobre la biodiversidad de estos ecosistemas únicos.
Para hacer frente a esta problemática, las autoridades han intensificado tanto las campañas de sensibilización como las medidas sancionadoras. Según los datos más recientes, los Agentes Rurales realizaron cerca de 30 actuaciones específicas durante la temporada 2024 e impusieron varias denuncias administrativas, principalmente en el estanque Gerber, situado en la zona del Parque Nacional de Aigüestortes.
Marco legal y zonas donde se aplica la prohibición
La prohibición de bañarse en los estanques de alta montaña no es nueva. El decreto 148/1992, vigente desde hace más de tres décadas, regula las actividades que pueden afectar a la fauna salvaje y ya establecía esta limitación en los espacios naturales protegidos. En el Parque Nacional de Aigüestortes la prohibición se aplica de manera general a todos los estanques, mientras que en el Parque Natural del Alto Pirineo existe cierta flexibilidad, permitiendo el baño a los ríos pero no a los lagos de alta montaña.
El director del Parque Nacional de Aigüestortes y estany de Sant Maurici, Lluís Florit, pedía hace un año a los visitantes que cumplan la normativa y no se bañen en los estanques. Hacerlo supone un incumplimiento de la ley y una denuncia por parte de los Agentes Rurales. Florit decía que intentan informar y sensibilizar a la gente antes de llegar a la sanción. El director del Parque Nacional recordaba que se trata de ecosistemas acuáticos muy frágiles a las perturbaciones humanas y, por lo tanto, está prohibido el baño. "Pido que los visitantes sean conscientes de que están en un parque nacional, donde el baño está prohibido", sentenciaba.
Impactos críticos sobre la fauna autóctona
Los especialistas advierten que el baño humano en estos entornos provoca efectos devastadores, especialmente sobre las poblaciones de anfibios. Las cremas solares y los repelentes de insectos que llevamos al cuerpo contienen compuestos químicos que resultan extremadamente tóxicos para especies protegidas como el tritón pirenaico, el tòtil o la rana roja. Los collares antiparásitos de los perros también constituyen una fuente importante de contaminación. A estos factores se suman el aplastamiento de larvas y la turbiedad provocada por el pisoteo del fondo, creando un cóctel de impactos con efectos devastadores.
Una de las amenazas más preocupantes es la posible introducción del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, originario de Asia. Este patógeno ha causado el declive de anfibios a escala mundial y, aunque ya ha sido detectado en la península Ibérica, afortunadamente todavía no ha colonizado el Alto Pirineo. "Los humanos podemos transportar este hongo a través de la piel y, si una sola persona lo transmitiera al agua, las consecuencias podrían ser catastróficas".
El incremento de temperaturas dispara los baños ilegales
El director del Parque Natural del Alto Pirineo señala que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático ha transformado radicalmente la percepción de estos espacios. "Antes resultaba casi imposible entrar al agua por las bajas temperaturas, pero ahora ya parece más factible", explica. Este hecho, sumado a la explosión del turismo de montaña post-pandemia, ha popularizado las excursiones cortas con el baño como objetivo principal.
Entre los estanques más afectados por esta problemática destacan el Muntanyó d'Àrreu, Gabarrea, Baciver, el estanque del Port de Tavascan, el de Estats (situado bajo la Pica) y especialmente el Gerber, en la zona del Parque Nacional de Aigüestortes, que se ha convertido en un punto negro de infracciones durante los meses de verano.
Vigilancia reforzada y sanciones ejemplares
Les multas por bañarse en los estanques protegidos oscilan entre los 300 y los 3.000 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción y del impacto causado al ecosistema.
Aparte del baño humano, la presencia de perros sin correa constituye otra preocupación importante para los gestores de estos espacios naturales. "No sólo asustan al ganado doméstico como ovejas y vacas, sino que representan una amenaza directa para especies emblemáticas como la perdiz blanca y el urogallo, ambas en peligro de extinción". La época de máxima afluencia turística coincide precisamente con el periodo de cría de estas aves, momento en que son especialmente vulnerables.