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El Pirineo de Lleida se llena en verano con más de 21.000 personas entre turistas y antiguos vecinos

La afluencia de población flotante tensiona los servicios en los pequeños municipios. Carece de población estable a lo largo de año, pero reúne en periodos de vacaciones a un centenar de antiguos vecinos y sus descendientes, que contribuyen a conservarlo

Decenas de personas el pasado fin de semana en Baén, que celebró la fiesta mayor del pueblo. - EDGAR ALDANA

Decenas de personas el pasado fin de semana en Baén, que celebró la fiesta mayor del pueblo. - EDGAR ALDANA

Lleida

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El verano trae cambios notables en la distribución demográfica de Lleida, cuyo Pirineo gana más de 21.000 habitantes constantes entre turistas y antiguos vecinos retornados mientras el llano llega a perder 16.000, en ambos casos con una concentración en las pequeñas poblaciones que tensiona sus servicios, especialmente los de agua y limpieza.

El Pirineo de Lleida gana en verano más de 21.000 personas, el equivalente a la población habitual del Alt Urgell, su comarca más poblada. La llegada de turistas y el retorno de antiguos vecinos y sus descendientes tiene un potente impacto económico en el comercio y la hostelería de las áreas donde se da ese fenómeno. Al mismo tiempo, pone a prueba la capacidad de los servicios públicos de los municipios con menos habitantes, en especial los de suministro y saneamiento de agua y los de recogida de basura y limpieza viaria.

Los turistas y los antiguos vecinos emigrados que retornan a sus localidades de origen superan con creces a los residentes que viajan unos días fuera del Pirineo durante el verano. El aumento de población constante sobre el terreno de 21.186 personas resulta mayor que la población residente real del Alt Urgell con 20.762, casi duplica la del Aran (10.496), está cerca de triplicar la del Sobirà (7.288) y quintuplica la de l’Alta Ribagorça (4.019), según los datos del Idescat (Institut d’Estadística de Catalunya).

El Pallars Sobirà acoge de manera constante a 6.928 turistas y retornados en verano, casi el doble de su población residente, mientras que tanto Aran como l’Alta Ribagorça llegan a aumentar más de un 50%, al sumar la primera 5.868 habitantes estacionales cuando el registro habitual es de 10.496 y añadir la segunda 2.408 a los 4.019 que registra normalmente.

Esa tendencia, no obstante, tiene excepciones: municipios como La Seu o La Pobla ven reducirse la población en verano al no compensar del todo la llegada de visitantes la salida de residentes habituales (la primera pierde 30 y la segunda 38).

La merma general de 725 personas en Les Garrigues revela un crecimiento en lo que no sea Juneda (-359), Les Borges (-259) y Arbeca (-151), y la de 1.544 de l’Urgell indica lo propio fuera de Tàrrega (-1.601), Agramunt (-523), Bellpuig (-430), La Fuliola (-84) y Anglesola (-41). El caso de Nalec Uno de los municipios que mayor crecimiento estival registra en el Urgell es Nalec, el menos poblado de la comarca. La tranquila rutina de los apenas 85 habitantes censados se ve alterada entre los meses de junio y septiembre, cuando la población casi se cuadruplica para alcanzar las 350 personas, la mayoría instaladas en segundas residencias de familias que mantienen la casa en la que nacieron o que fue de sus abuelos. “Esta gran variación demográfica, bien recibida por la comunidad, supone también un gran desafío para el ayuntamiento y para la organización de los servicios básicos”, explica la alcaldesa, Susi Sansó. 

El principal problema radica en que las ayudas económicas y los ingresos asignados a Nalec dependen del número de empadronados, cuando este municipio está obligado a mantener infraestructuras y servicios dimensionados para una población mucho mayor. “Los costes son muy elevados en relación con los fondos disponibles”, lamenta. 

En verano, “desde el ayuntamiento y con la colaboración activa de los vecinos, revisamos las reservas de agua cada dos días, aumentamos la frecuencia de limpieza de los sumideros y velamos por la limpieza general del pueblo, a pesar de no tener alguacil propio”, explica. La coordinación del servicio médico, que solo visita Nalec una vez por semana, requiere especial atención ante el aumento de población. Nalec mantiene abiertas las piscinas y se organizan actividades como cine al aire libre. 

“Todo con recursos y personal muy limitados y con la colaboración y el compromiso de la comunidad”, destaca Sansó. Una comisión organiza los actos de la Festa Major de finales de julio, siempre en consenso con el ayuntamiento, y este asume la gestión del resto de eventos veraniegos.

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