Lleida acoge la ordenación de un obispo por primera vez en 57 años
Daniel Palau fue proclamado ayer sucesor de Salvador Giménez en la Catedral

La ceremonia de ordenación tuvo lugar ayer en la Catedral de Lleida y reunió a más de un millar de asistentes, entre fieles y autoridades civiles y religiosas. - PAU PASCUAL PRAT
La Catedral de Lleida acogió ayer por primera vez en 57 años la ordenación de un obispo, que resulta ser de los más jóvenes del Estado. Con solo 52 años, Daniel Palau sustituye a Salvador Giménez, quien se retira tras una década en el cargo. Más de un millar de asistentes, entre fieles y autoridades, acudieron a la ceremonia.

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La diócesis de Lleida tiene desde ayer nuevo obispo. Con tan solo 52 años, Daniel Palau Valero (Barcelona, 1972) se ha convertido en uno de los prelados más jóvenes de todo el Estado español. La Catedral de Lleida fue el flamante escenario del ritual de ordenación, que dio el pistoletazo de salida a su ministerio episcopal, que “inicio con cierto temblor, pero también con mucha esperanza”, aseguró Palau. Se trata de la primera ordenación de un obispo que acoge la diócesis desde 1968, cuando fue ordenado Ramon Malla hace 57 años. Esto se debe a que los sucesivos prelados que ha tenido Lleida desde entonces tomaron posesión de la nueva responsabilidad pastoral siendo obispos de otras diócesis. El nombramiento de Palau como sucesor del ahora obispo emérito Salvador Giménez, tras casi una década en el cargo, fue uno de primeros que tramitó el Papa León XIV y se hizo público hace dos meses.
La celebración dio comienzo de manera puntual, a las 11.00, aunque las puertas de la Catedral habían abierto dos horas antes para que el público pudiera ir entrando. La capacidad habitual del templo es de unas 500 personas sentadas en los bancos, pero la ocasión de ayer merecía más. Por ello, se añadieron otras 800 plazas, que también se llenaron rápidamente. El obispo Daniel entró a la Catedral acompañado por una comitiva de 130 clérigos, entre obispos, curas y diáconos de Catalunya y España. Giménez, junto al arzobispo de Tarragona, Joan Planellas; y el cardenal y arzobispo metropolitano de Barcelona, Joan Josep Omella, presidió la ordenación. Las palabras del recientemente convertido en obispo emérito de Lleida abrieron la ceremonia y dieron la bienvenida a su sucesor. “Con gozo esperamos que serás nuestro guía y pastor para continuar por el sendero de la corresponsabilidad pastoral”, afirmó Giménez, dirigiéndose a Palau.
Uno de los momentos más esperados fue la promesa del elegido, cuando el nuevo prelado fue interrogado sobre su fe y sus disposiciones para el ejercicio episcopal, y que finalizó con este tumbado en el suelo, boca abajo, y el resto de los asistentes de pie entonando la Letanía de los santos. Justo antes de tomar posesión, Palau recibió el libro de los evangelios, su anillo, mitra y báculo. Una vez la ordenación se hizo efectiva, el público estalló en una larga ovación, que el nuevo obispo recibió visiblemente emocionado. A partir de entonces, él mismo tomó las riendas de la misa. “Nuestra Iglesia de Lleida, con fortalezas y debilidades, muy próxima al mundo rural, contiene realidades que reclaman la presencia de hombres y mujeres de fe, aunque sea sencilla”, fueron algunas de las primeras palabras que el obispo Palau dirigió a los fieles. La ceremonia concluyó con la bendición final del prelado.