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La Rúbia vuelve a circular: el emblemático trenecito histórico de la Vall Fosca, uno de los que operaba a más altura de Cataluña, revive en el Pallars

El Museu Hidroelèctric celebrará el próximo 2 de mayo el arranque anual de la Rúbia, la icónica locomotora que operó a 2.000 metros de altitud

Imagen de archivo de la Rúbia.

Imagen de archivo de la Rúbia.Museo Hidroeléctrico de Capdella.

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El próximo viernes 2 de mayo, el Museu Hidroelèctric de Capdella revivirá uno de los momentos más esperados del año con el arranque de 'la Rúbia', el trenecito de vía estrecha que formó parte esencial de la construcción del salto hidroeléctrico de la Vall Fosca. Este acontecimiento, que empezará a las 10.30 horas, permitirá a los asistentes experimentar en primera persona el funcionamiento de este vehículo histórico que operó además de 2.000 metros de altitud, convirtiéndose en uno de los ferrocarriles que circulaba a mayor altura de Cataluña.

Imagen de archivo de la Rúbia.

Imagen de archivo de la Rúbia.Museo Hidroeléctrico de Capdella.

Como es tradición, el personal del museo extraerá la locomotora de su ubicación habitual en el espacio expositivo para colocarla sobre las vías exteriores. Allí, se realizarán los últimos ajustes técnicos para activar el motor de este emblemático vehículo que estuvo en servicio durante más de siete décadas. Los visitantes no sólo podrán contemplar estos preparativos, sino que también tendrán la oportunidad de subir a bordo de la Rúbia y realizar pequeños trayectos que los transportarán en la época dorada de la industrialización pirenaica. Para aquellos que no puedan desplazarse hasta el museo, el acontecimiento se retransmitirá en directo a través de la cuenta de Instagram de la institución, haciendo accesible esta experiencia única a todo el mundo.

Un testimonio clave de la industrialización del Pirineo

La Rúbia no es simplemente un vehículo histórico, sino un auténtico testimonio de la transformación industrial que vivió la Vall Fosca a principios del siglo XX. Este trenecito empezó a operar el año 1912, coincidiendo con el inicio de las obras de la central hidroeléctrica de Capdella, la primera gran infraestructura de este tipo construida en Cataluña. Durante más de 70 años, hasta la década de 1980, este ferrocarril de vía estrecha fue fundamental para el transporte de materiales, maquinaria y trabajadores en un entorno de alta montaña que, en aquella época, resultaba de extrema dificultad.

La jornada de arranque se ha consolidado como una cita ineludible para los aficionados al mundo ferroviario, pero también para historiadores, ingenieros y familias que se acercan al Pallars Jussà para conocer de manera vivencial uno de los capítulos más significativos de la historia energética e industrial de Cataluña. Durante aproximadamente tres horas, los asistentes podrán disfrutar de una experiencia inmersiva que combina historia, tecnología y patrimonio cultural.

El Museu Hidroelèctric: preservando el legado industrial

El Museu Hidroelèctric de Capdella, inaugurado el año 2004, se ha convertido en un espacio de referencia para entender la transformación energética que vivió Cataluña a principios del siglo XX. Ubicado en la antigua casa de los ingenieros de la central, el museo conserva y divulga el patrimonio industrial y tecnológico vinculado a la producción de electricidad en la Vall Fosca, con la Rúbia como una de sus piezas más emblemáticas.

La central de Capdella, puesta en funcionamiento en 1914, fue pionera en el aprovechamiento hidroeléctrico a gran escala y marcó el inicio de la electrificación moderna de Cataluña. Su construcción supuso un reto tecnológico y humano extraordinario, con más de 4.000 trabajadores que tuvieron que afrontar las duras condiciones de la vida en la alta montaña. El trenecito de la Rúbia fue un elemento clave para superar estas dificultades, facilitando el transporte en una zona de orografía compleja y climatología adversa.

¿Por qué era tan importante el trenecito para la construcción de la central?

La construcción de una central hidroeléctrica a principios del siglo XX en plena alta montaña representaba un desafío logístico sin precedentes. El trenecito de vía estrecha se convirtió en la solución más eficiente para transportar toneladas de materiales, maquinaria pesada y centenares de trabajadores por terrenos escarpados y de difícil acceso. Sin este medio de transporte, habría estado prácticamente imposible completar las obras en el plazo establecido.

La Rúbia, con su capacidad para operar en condiciones extremas y superar pendientes pronunciadas, permitió extender la red de vías hasta los puntos más remotos de la construcción, incluyendo estanques y zonas de alta montaña donde se tenían que construir presas y canalizaciones. Este sistema ferroviario, que llegaba a operar a más de 2.000 metros de altitud, constituye un ejemplo excepcional de ingeniería adaptada en el entorno montañés.

¿Cómo era la vida de los trabajadores que construyeron la central?

Los millares de obreros que participaron en la construcción de la central hidroeléctrica de Capdella procedían mayoritariamente de otras regiones de España, especialmente de Aragón, Galicia y Andalucía. Estos trabajadores se alojaban en campamentos provisionales distribuidos por el valle, en condiciones a menudo precarias y expuestos a las duras condiciones climáticas del Pirineo.

El trenecito no sólo transportaba materiales, sino que también servía para trasladar a los trabajadores entre los diferentes puntos de la obra, convirtiéndose en un elemento cotidiano de su vida. Muchos de estos obreros acabaron estableciéndose en la Vall Fosca, contribuyendo al aumento demográfico y a la transformación socioeconómica de la zona, que pasó de una economía basada exclusivamente en la agricultura y la ganadería a incorporar la actividad industrial.

¿Qué características técnicas tenía la Rúbia?

La Rúbia era una locomotora de combustión interna que funcionaba con gasóleo, una tecnología relativamente moderna para la época en que fue puesta en servicio. Con un peso aproximado de 5 toneladas y una potencia de 50 CV, podía arrastrar varios vagones cargados de materiales o personal. Su sistema de vía estrecha, con un ancho inferior al ferrocarril convencional, resultaba ideal para adaptarse a los trazados sinuosos y las pendientes pronunciadas de la montaña.

Este trenecito incorporaba sistemas de frenazo especiales para garantizar la seguridad en las bajadas y disponía de adaptaciones específicas para funcionar en condiciones de alta montaña, incluyendo protecciones contra la nieve y el hielo. Su robustez y fiabilidad hicieron posible que continuara en servicio durante siete décadas, mucho más allá del periodo de construcción inicial de la central.

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